Review: Xenogénesis: Octavia Butler

 Sexo con alienígenas desde una perspectiva afro-feminista

Xenogénesis es el nombre original de una trilogía que después se conoció como “Lilith’s Brood”. Si alguien te dice, sin que sepas nada más, que se trata de una historia de ciencia ficción en donde el tema central son las relaciones sexuales entre humanos y alienígenas con muchos tentáculos, podrías pensar en pasar por alto estos libros, pero si se añade que la autora fue ganadora de varios Nebula y Hugos, discípula del inquietante Harlan Ellison (“Quiero gritar, pero no tengo boca”), y que se trata de una escritora afro-americana feminista, empieza uno a sospechar que más allá de tentáculos lujuriosos hay un enfoque y una temática interesante y profunda.





Amanecer

El primer libro, “Amanecer”, tiene como escenario una tierra envenenada y destruida por los mismos humanos en el marco de una guerra apocalíptica. Ecosistemas colapsados y unos pocos refugiados escondiéndose bajo tierra tratando de dilatar una muerte inevitable y horrible.

Es cuando los Oankali, una raza extraterrestre experta en manipulación genética que navega lentamente por el universo, rescata a los sobrevivientes y los somete a un proceso de reintegración paulatino desafortunadamente lleno de torpezas,  debido al desconocimiento inicial de la sicología y costumbres humanas de los rescatistas, generando inadvertidamente un ambiente con similitudes al de un campo de concentración del que los sobrevivientes humanos emergerán llenos de resentimientos y desconfianza.

 

Los Oankali se ocultan a la vista de los humanos, interrogándolos en las celdas en las que están incomunicados, sin revelar su verdadera naturaleza. Su intención es evaluar la reacción de cada individuo antes de presentarse en su verdadera forma ante ellos. Pero los rescatados imaginan ser prisioneros de enemigos de su misma especie.

Lilith, una mujer americana originaria de Nigeria, es la protagonista de este libro y la acompañamos durante el duro proceso de aislamiento e interrogatorios, y luego, cuando los Oankali consideran que es apta, en el no menos terrorífico momento del primer encuentro. 

Y en esta parte hacen su aparición los tentáculos.


Terror ante la diferencia

El primer tema del libro, entonces, es analizar las oscuras raíces del terror instintivo que tenemos los humanos hacia lo diferente, hacia lo monstruoso. De todos los aspectos posibles que podrían haber tenido los alienígenas, el estar cubiertos de tentáculos como serpientes, el aspecto de medusa, es el mayor obstáculo para establecer contacto directo, lo que más los hace no-humanos a nuestros ojos.


Pero los Oankali exigen contacto. Son “mercaderes de genes” y su forma de percibir la realidad y de interactuar con otros es a través de un avanzado sentido del tacto, tocando todo, penetrando la carne con finísimos filamentos que no dejan ninguna célula sin investigar. Nunca toman sin dar: pueden curar, fortalecer, dar nuevas habilidades y proporcionar sensaciones placenteras más allá de cualquier experiencia humana. Pero tampoco dan sin tomar: una vez se acepta relacionarse con ellos, las relaciones sexuales tradicionales no son posibles, no solo pierden su fertilidad sino también la capacidad de soportar el contacto físico entre hombre y mujer, y se genera un sentimiento de apego profundo hacia el Oankali que hace insoportable alejarse por mucho tiempo de él.

 

 


Cronorelatos Tropicales

Cuentos que tienen en común el trópico, el mar y el tiempo. Encuentra arbustos voladores, oleajes sin agua y criaturas del manglar que viven un tiempo al revés.

Publicado: Febrero 2023, Ebook y Físico

Familia y libre albedrío

Pero lo mismo le ocurre al Oankali con respecto a sus parejas humanas. Y en este punto aparece el segundo tema interesante de la obra: la que trata de la reevaluación de los conceptos de familia y género. Los Oankali tienen tres géneros: masculino, femenino y Ooli. Estos últimos son los que desarrollan al máximo las habilidades de manipulación genética y son el pilar de una familia Oankali, compuesta por dos nuevos miembros: un macho y una hembra humanos.  Es el Ooli quien de manera consciente mezcla genes propios y de sus cuatro compañeros y sólo a través de él la reproducción es posible. Los hijos, ya sean nacidos en la mujer ó del Oankali femenino, no serán ni humanos ni Oankali completamente, sino diversos estados intermedios.


El Ooli actúa como epicentro, puente comunicador, y sobre todo, mezclador de genes. La reproducción sólo es posible a través de él, y de sus cuatro “brazos sensitivos” que insistentemente recuerdan a la protagonista fuertes pero flexibles trompas de elefante. 


Para muchos humanos, especialmente los hombres, es repugnante y vergonzoso. El acto de entregarse completamente, dejarse penetrar y explorar sin límite, “ser usados como una mujer” es la máxima ofensa, el origen del movimiento de resistencia que se niega a aceptar las condiciones de los comerciantes de genes, y la causa de que Lilith cargue con el estigma de “traidora de la humanidad”. 


Desequilibrio de poder y el mito del dictador benévolo

Los Oankali siempre son presentados como seres pacíficos, pacientes, incapaces de mentir (pero sí de negar información). No imponen con violencia, pero al mismo tiempo, no dejan campo de maniobra razonable. Lilith se impone como regla “aprender todo lo posible, para poder correr después”, pero la aplastante realidad es que simplemente no hay a donde correr, y, al menos aparentemente, no hay de qué correr.


Y estos son, en mi opinión, otros dos temas del libro: la sensación de impotencia de una interacción totalmente desequilibrada con negociadores que tienen todo el control, todo el poder, y cómo eso distorsiona cualquier sensación de buena intención que puedan tener. “Hacemos esto por tu bien, sólo si quieres, pero si no quieres, tarde o temprano comprenderás que no hay alternativa”; y el tema del transhumanismo, que se desarrolla con más profundidad en los siguientes dos libros, en los que los personajes principales son hijos de Lilith, “construidos” (constructs) híbridos que tratan de encontrar su propio camino entre las herencias humanas y Oankali que bullen dentro de ellos. 


Temas excluídos

Pienso que con tantos temas que Octavia explora en la trilogía, es comprensible también que haya evitado algunos que no dejan de asaltar la mente del lector durante toda la obra: 

En primer lugar, el tema de la bioética: ¿Tienen derecho los Oankali a hacer lo que hacen? Octavia evita el problema magistralmente al hacer coincidir la llegada de los alienígenas con la autodestrucción humana: no es culpa de ellos, nosotros nos dañamos a nosotros mismos y a nuestro planeta, ellos son, en realidad, salvadores, no conquistadores… ¿Pero qué hubiera sucedido si la humanidad hubiese estado en plena capacidad defensiva? Sospecho que el argumento de la novela habría sido el de un space-opera de supervivencia ante una invasión alienígena, con heróicos sacrificios humanos, tramas ya conocidas y exploradas hasta el cansancio.


El otro tema excluido es el de la diversidad sexual y el sometimiento del concepto de género y de relaciones sexuales a la función meramente reproductiva. En este aspecto creo que Octavia se quedó corta, y que irónicamente, para ser una autora feminista, termina fortaleciendo una postura que no es otra que la visión conservadora de una estructura rígida de roles familiares asociados al género, y del género subyugado al sexo, predeterminado e inmutable, cumpliendo la vieja máxima ortodoxa de “creced y multiplicaos”, indiferente a la inevitable consecuencia de la superpoblación y los recursos finitos de un planeta, que en nuestra realidad es sólo una preocupación hipotética para muchos, pero que al final de la trilogía revela sus terroríficas consecuencias en toda su magnitud. 

 

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