El autor: de socio a cliente de las editoriales

Soy un escritor novato, eso quiere decir desconocido pero también desconocedor.

Desconoce uno que escribir es sólo una pequeña parte de toda una cadena comercial que está sometida a leyes económicas y en las cuales sus participantes, como especies evolucionando para adaptarse a un nuevo ecosistema, luchan para reinventarse y seguir generando el tan anhelado flujo de caja y evitar la extinción.

Y durante esa adaptación cambian, no sólo los participantes sino también las relaciones entre ellos.

Tradicionalmente, las editoriales eran el único intermediario posible entre un autor y el mercado de lectores. El autor y la editorial trabajaban como socios: El autor no debía pagar nada a la editorial, y la editorial se encargaba de todos los servicios de edición, diagramación, impresión, mercadeo y ventas, compartiendo un porcentaje de los ingresos con el autor.

Aunque hoy en día ese modelo "tradicional" sigue existiendo para una minoría de autores privilegiados, la realidad para la gran mayoría es que las editoriales se han transformado, ofreciendo cada uno de los pasos de la cadena de edición como un servicio que se espera que el autor pague de su propio bolsillo. El autor, en este modelo, deja de ser un socio de la editorial para convertirse en otro tipo de cliente.

Este segundo modelo, conocido como "servicios editoriales", no es necesariamente malo, siempre y cuándo haya honestidad por parte de la editorial que la ofrece, y el autor novato no sea inducido a pagar bajo la falsa expectativa que al hacerlo garantizará la venta de sus libros, cuando al final la editorial no tiene ninguna intención ni capacidad real de vender, y sólo busca generar un ingreso satisfaciendo el ego de los autores que quieren ver impresa físicamente su obra, posiblemente en tirajes muy pequeños y cubriendo ellos mismos todos los costos. A este tercer modelo se le conoce como "vanity press", y un ejemplo concreto en donde la línea ética entre promover servicios editoriales honestamente y disfrazarlos en una estrategia de vanity press puede verse en "convocatorias" organizadas por editoriales en las cuales los "ganadores" deben realizar pagos con el fin de obtener una sóla copia física de su libro y una versión digital perdida en un catálogo en línea secundario, en donde difícilmente destacará sin inversiones serias en mercadeo adicional. 

Porque las editoriales, especialmente las pequeñas, también han perdido el monopolio del mercadeo. Grandes plataformas digitales, como la omnipresente Amazon, permiten que los autores se autopubliquen, y aunque esto es bueno, también hay que entender que autopublicar un libro en Amazon no es lo mismo que venderlo.  

Recientemente tuve la oportunidad de atender una charla en una feria del libro en la que editores pequeños conversaban sobre esta realidad, aunque de manera indirecta. Por ejemplo, uno de ellos comentó: "Los proyectos que buscamos son los de autores pequeños, que quieran vender veinte o veinticinco copias al año, a amigos y personas cercanas". En otras palabras, "Vanity Press" en su más pura expresión.

Otra intervención de la representante de otra editorial local fue más intrigante, cuando expresó que, al preguntarle a colegas de una editorial mayor cómo identificaban autores promisorios, la respuesta fue "buscamos autores que hayan tenido éxito autopublicándose en Amazon, y les ofrecemos un contrato directo". En otras palabras, el modelo "tradicional" se ofrece a aquellos autores que, además de su libro, traigan también bajo el brazo el mercado de lectores listos para comprar. Por eso los libros de influencers de redes sociales y celebridades siempre serán bien recibidos, pues vienen acompañados de una promesa segura de ventas por parte del autor.

Entonces, contratar servicios editoriales es simplemente "autopublicarse con estilo", y si tienes los recursos y la editorial es honesta en lo que ofrece, es un buen camino. Pero la pregunta final es el tema de mercadeo, cúanto dinero puede costar, si en vez de (ó en adicionalmente a) una empresa proveedora de servicios editoriales también sería necesario evaluar los servicios de una agencia de marketing digital, o si la mentada creación de una "plataforma de autor" de crecimiento orgánico es una realidad factible en la actualidad, como lo afirman cientos de youtubers que promocionan sus ebooks y cursos para ayudarte a vender tu libro. 

Son muchas las opciones y las opiniones contradictorias, y eso es algo que, como escritor novato, me genera curiosidad y necesidad de aprender más de esta industria tan interesante, siempre sin perder de vista que lo primero es escribir, y lo segundo, recordar que como escritores somos objetivo de las empresas que nos quieren convencer de contratar con ellas todo tipo de servicios. 





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