¿Qué es eso de Filosofía-Ficción?

Andaba yo buscando el otro día un término para describir el tipo de relatos que trato de escribir, y para mi sorpresa descubrí que no es un asunto trivial. 

Por ejemplo, me gustan mucho la ciencia ficción y la fantasía, y hasta el momento tenía muy clara en mi cabeza la diferencia entre ellos. Pero leí hace poco una bonita antología de Ciencia Ficción latinoamericana en la que se prologaba largamente sobre el prejuicio que existe al unir "Ciencia Ficción" con "Latinoamérica": Que si la ciencia-ficción es exclusivamente aquello que se escribe en el norte, que quizá nosotros, latinos, al no ser creadores de tecnología no tenemos el derecho de escribir sobre el tema, que si debemos apropiarnos de ella pero sin copiar; adaptándo las temáticas que caracterizan el género a los puntos de vista de nuestra realidad, y finalmente, un ataque a la visión imperialista-capitalista en la que se desprecian las cosmo-visiones de las culturas indígenas que también, según algunos autores, deberían ser reconocidas como una forma de ciencia por sí misma.

 Me sentí caminando sobre arenas movedizas, atrapado entre dos fuegos. Por un lado, admiro la belleza de los mitos de nuestras culturas indígenas, su creatividad y estética; pero no considero que se deba catalogar una historia de ficción sobre las aventuras espirituales de los chamanes como ciencia-ficción, de la misma manera que no considero que una historia de ficción cristiana también se incluya en esta categoría. Creo que la parte de ciencia que está en la palabra Ciencia-Ficción debe hacer referencia a esa ciencia que está basada en el método científico; aquella en la cuál el conocimiento parte de un reconocimiento de nuestra ignorancia sobre las leyes que gobiernan el mundo natural, y que se construye dolorosamente, a partir de observaciones y experimentos replicables, siempre dispuestos a que la siguiente generación de científicos invalide los resultados de los anteriores con nuevas teorías más incluyentes. Eso que en la ilustración llamaban "Filosofía Natural".

 Considérese ahora un ejemplo desde el otro extremo: Los cuentos de Primo Levi, italiano, químico de profesión, quien, en el prólogo a sus obras completas insiste, con tono despectivo, en que no se cataloguen sus historias en esa categoría. Pero basta leer todos los cuentos relacionados con el querido vendedor de máquinas extraordinarias para comprender que estamos frente a historias de ciencia-ficción en toda regla, propias de la edad de oro del género.

Decidí, pues, que debía crear mi propia taxonomía del género de ficción, al menos para uso personal. Y estimé como criterio principal que el prefijo de cualquier historia que se denomine [ALGO]-ficción, debe ser un componente central de la estructura del mundo en el que se desarrolla la historia, a lo que se le presta atención y se desarrolla, posiblemente más allá del cuento en sí mismo, para extenderse a un universo propio. No basta con que sea un artefacto arbitrario para introducir una situación novedosa, debe de alguna manera ser explicable y coherente en la lógica particular del universo de la historia. De este criterio se derivan las siguientes definiciones:

 

1. Ciencia-ficción: la ciencia (método-científico) y su hija mejor, la tecnología, son la columna vertebral de la historia. Ejemplo: la máquina copiadora, de Primo Levi.

2. fantasía: existe un sistema de leyes mágicas que le dan coherencia al mundo: los mitos en un universo de este tipo no son metáforas, sino explicaciones reales de las leyes físicas del universo. Entender los mitos es adquirir conocimiento que se puede aplicar para cambiar la realidad (magos).

3. realismo-mágico: el elemento fantástico de la historia no se explica a fondo ni tiene que tener coherencia con un sistema mágico que trascienda al relato. Es arbitrario y sirve sólo para introducir una situación interesante en la narración. Ejemplo: el hombre que vomita conejitos, de Cortázar.

Con taxonomía en mano, prosigo revisando en qué categoría caen mis escritos. La realidad es que, al igual que muchos otros que nos iniciamos en este mundo maravilloso, escribo un poco de todo, y tengo cuentos que aplican a cada una de estas categorías.

Pero no quería quedarme con el "ficción" a secas... "Ficción" es demasiado genérico, porque abarca cualquier cosa que no sea real. Cualquier novela que careza de magia, robots, etc es ficción simplemente por el hecho de no estar narrando hechos verídicos.

Entonces recorde que existe un grupo de mis cuentos a los que les profeso un afecto particular, y son los que se inspiraron en temas o ideas sacadas directamente de material filosófico; por ejemplo: las ideas de Nietzche sobre el super hombre, la diferencia entre percepción y realidad de los racionalistas alemanes ó las reflexiones sobre la naturaleza final de los símbolos en el lenguaje, de Wittgestein. En estos cuentos no importa realmente si el personaje es un dragón (fantasía), un robot (ciencia-ficción) ó simplemente que el protagonista se levantó una mañana y alguna ley física funcionaba de otra manera simplemente por que sí (realismo mágico), lo que importa es explorar una idea filosófica de una manera entretenida.

Y esta fue la enrevesada historia de cómo llegué a la etiqueta de "filosofía-ficción", etiqueta que aspiro poder asignar a más relatos en el futuro.

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